domingo, 18 de octubre de 2009

MI COLUMNA SEMANAL

Mi colaboración del pasado 17 de octubre para el diario "Despertar"



SONORA PARED
OTOÑO EN LAGOS
OSCAR JAVIER MARTINEZ


Por una afortunada bendición de la vida, conocí hace 2 años la ciudad de Lagos de Moreno, en el norte de Jalisco, en donde el Centro Universitario perteneciente a la Universidad de Guadalajara organiza un festival denominado Otoño en Lagos. Durante un mes completo, entre octubre y noviembre, se ofrecen a la comunidad de manera gratuita espectáculos de talla internacional en disciplinas que van del teatro y la danza a las artes plásticas, el cine y la música, sin olvidar la literatura, la fotografía y el arte multimedia. Para ello las plazas, callejones, atrios; el teatro Rosas Moreno y el Centro Cultural Serrano cobran vida con la presencia de artistas de distintos países que conviven con creadores locales. A la par de este Festival, el centro también organiza cada marzo el aniversario del Centro Cultural Casa Serrano, buque insignia del arte local, así como el Festival de la Contracultura, con sus expresiones que rozan el límite de lo atrevido, lo moderno y lo alternativo.

En aquella primera visita conocí a los responsables de este importante Festival; es decir, el equipo del Centro Universitario de Los Lagos (CULagos) comandado por su rector, el doctor Roberto Castelán Rueda; verdadero promotor de la cultura, quien ideó hace 6 años traer a esta pequeña ciudad, edificada en cantera rosa, muestras de la cultura mundial. Junto a él, se ha formado un equipo de colaboradores –y colaboradoras-, muy jóvenes todos ellos, que trabajan con mucha eficiencia para ofrecer espectáculos de gran calidad y muy bien producidos. Los he ido conociendo con el tiempo, ya que he vuelto a Lagos de Moreno en 4 ocasiones, y por lo tanto he podido comprobar de primera mano la seriedad del trabajo que desarrollan, cuidando todos los detalles de una labor que a primera vista no lo parece, pero que resulta bastante complicada. Yo tengo cierta experiencia trabajando en el circuito de festivales a nivel nacional y puedo decir que Otoño en Lagos es uno de los festivales mejor organizados de México.

Preguntando por las calles de la ciudad, los habitentes de Lagos –laguenses se hacen llamar- me cuentan que antes de la llegada del CULagos la actividad cultural era casi nula, con esporádicos eventos organizados por la municipalidad, casi siempre de música y artistas populares y a precios elevados; pero que a raíz del Festival el público se ha entusiasmado y ahora se pueden ver llenos totales en cada uno de los espectáculos. Esto último lo he podido comprobar personalmente; la gente en esta ciudad está verdaderamente entusiasmada con su festival. A ello ha colaborado también la estación de radio Universitaria, cuya programación es variada, ordenada y rica en contenidos.

Un detalle curioso es que a raíz de ese primer acercamiento con la música de Oaxaca en 2007, muchos artistas oaxaqueños han sido invitados a tocar en Lagos: las cantantes Ana Díaz y Alejandra Robles; los grupos de jazz Kimono y Nunduva Yaa y el grupo de música tradicional Pasatono. Para la emisión 2009 del festival acaba de presentarse el proyecto de films silentes y música Cinema Domingo Orchestra, que dirige Steven Brown. Dicha presencia de artistas oaxaqueños está provocando un fenómeno interesante: el flujo de turistas que vienen de Los Altos a visitar nuestra ciudad, atraídos por las sonoridades escuchadas en los recintos laguenses.

Diré finalmente que es muy grato encontrarse con estos islotes en medio de la creciente aridez cultural producto de malas políticas y peores planeaciones que padece nuestro país. Con un presupuesto mínimo, con un equipo de gente reducido y afincados en una región que arrastra el estereotipo de mocha, ultracatólica y conservadora, el CULagos ha logrado consolidar un festival verdaderamente popular, de alto impacto social y que redunda en beneficios inmediatos para la población. Justo hace dos años se inauguró un museo municipal que dirige el maestro Fernando Solana Olivares, y los vínculos universitarios han permitido que algunos artistas participantes en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y el Festival Internacional de cine visiten Lagos de Moreno y muestren su obra.

Un festival, uno solo, pero bien consolidado… ¿Será mucho pedir a las autoridades culturales oaxaqueñas que volteen la mirada hacia esfuerzos como estos, modestos pero efectivos? ¿Cuándo tendremos en nuestro Estado un festival consolidado, popular, de alto impacto social y que redunde en beneficios inmediatos para la población? (y si algún avispado grita desde el fondo ¡La Guelaguetza!, de una vez les fruncimos el ceño). Está visto que tener uno de los presupuestos más gordos en cultura a nivel nacional no es la clave; entonces, ¿Qué nos falta? ¿Será ya el momento en que los funcionarios se bajen del escalón y se decidan entre usar el puesto como trampolín político y convertirse en verdaderos promotores culturales? Ojalá nuestros ojos puedan verlo.

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