lunes, 15 de febrero de 2010

MI COLUMNA EN EL DIARIO DESPERTAR

SONORA PARED

JAN GARBAREK,

RITOS DE ESPERANZA



Como una manera de cerrar nuestro amplio ensayo sobre la discográfica alemana Edition of Contemporary Music (ECM), hablaremos a continuación sobre el músico que mejor define la identidad de ese sello, y que personifica aquel famoso slogan: “El sonido más bello después del silencio”.


Se ha vuelto legendaria la anécdota de cómo a los 14 años Jan Garbarek escuchó a John Coltrane por la radio en su natal Noruega y experimentó una especie de epifanía, que lo llevó a aprender saxofón y a descubrir un mundo nuevo. Gracias a Coltrane, Garbarek se introdujo en la música de Pharoah Sanders, Archie Shepp y especialmente Albert Ayler, quien puede considerarse como el gurú de la World music. A través de estas experiencias auditivas, y gracias al contacto con músicos de la talla de Ben Webster, Johnny Griffin y Dexter Gordon, el joven Jan se introdujo en el jazz con el pie derecho.


La década de 1970 fue la consolidación de Jan Garbarek en el plano internacional de la música. Sus grabaciones como solista incluyen a los mejores músicos noruegos como el guitarrista Terje Rypdal, el bajista Arild Andersen y el baterista Jon Christensen. En 1974 inició una fructífera colaboración con Keith Jarrett, que se tradujo en seis álbumes. La colaboración entre Jan y Keith fue tan importante que definió el sonido de muchas bandas y agrupaciones musicales posteriores. Todo el catálogo de disqueras como Windham Hill y Narada tienen una gran deuda con este par de melodistas exquisitos. ¿Cómo lograron llegar a tal sencillez después de que ambos estaban educados en el free jazz y sus sonidos no siempre amables? Bueno, podemos pensar que ambos estaban buscando redefinir el concepto de música acústica. Recordemos que Jarrett venía de los experimentos eléctricos de Miles Davis y Garbarek de un concepto musical bastante complejo con el grupo del compositor norteamericano George Russell. Ahora podemos escuchar lo que ambos músicos hacen y encontramos la raíz en esta reunión de los años 70: La instrumentación discreta, el toque suave y profundo de Jan; la fértil imaginación de Keith; todo ello en discos hoy clásicos como Belongig, Nude Ants, Personal Mountains y My Song.


Junto a los proyectos con Keith Jarrett, Jan Garbarek codirigió con el pianista Bobo Stenson un cuarteto que incluía al bajista Palle Daniellson y al baterista Jon Christensen, y con quienes grabó dos discos, Dansere y Wichi Tai To. Esta agrupación siempre estuvo más cerca del jazz tradicional que de la búsqueda personal de Jan; sin embargo, se convirtió en una de las bandas en gira más exitosas y populares de Europa.


Es precisamente en la década de los 70 cuando Garbarek realiza en Oslo el disco de 1976 “Dis”, uno de sus proyectos más intimistas y primero de una trilogía que abarca casi veinte años y que se completa con los discos “Eventyr” de 1980 y “Legend of the Seven Dreams” de 1988. Todos ellos representan desde distintos puntos una visión de Noruega: sus luces y paisajes, su tradición folclórica y su gente. “Dis”, un dueto con el guitarrista norteamericano Ralph Towner, Parece chocar entre su desnudez y su pausada atmósfera. Hay ahí una inusual comunión entre los poéticos solos de Garbarek, con el peso de las composiciones y el impacto emotivo sobre todo. Jan logra en Dis encontrar, quizás por vez primera, el sonido de la tierra, los colores, los aromas. Quizás es ahí donde florece el espíritu nómada de quien anda por el mundo por el puro placer de vivir. En una entrevista concedida a finales de los años 90 Jan dice lo siguiente:


“La música popular es música que ha demostrado poseer las cualidades necesarias como para sobrevivir durante siglos. Tiene una gran riqueza de detalles y un sinfín de ritmos. La música folclórica tiene vínculos directos con los diferentes rituales de los pasajes que marcan el ciclo de la vida humana”. Jan Garbarek tuvo la fortuna de colaborar con Don Cherry, otro pionero de la World Music, y de quien aprendió que la sencillez de una melodía depende de la grandeza del espíritu de quien la crea, de quien la interpreta y de quien la escucha.


Jan colabora regularmente con músicos de distintos orígenes y estilos musicales. De hecho, podemos decir que la carrera de este artista se ha dividido en dos grandes corrientes; por un lado su propio desarrollo a través de sus composiciones y sus grupos; y por el otro los encuentros con artistas de distintas culturas. Estos encuentros han generado trabajos muy interesantes por insospechados y experimentales. Visible World, el disco de 1995, reúne a músicos como el francés Manu Katché, Marilyn Mazur de Holanda, los alemanes Eberhard Weber y Rainer Brüninghaus, y el hindú Trilok Gurtu. La música, escrita originalmente para cine y ballet, vuelve a reflejar la búsqueda del equilibrio entre tradición y experimentación. Capítulo aparte merece su colaboración con el cuarteto vocal británico de música antigua y renacentista Hilliard Ensamble, con quienes ha grabado dos discos, los cuales sorpresivamente se colocaron en los primeros puestos de popularidad en varios países de Europa.


En 1998 ECM edita Rites, un álbum doble que representa el punto más alto en la carrera de Garbarek. Se reúnen aquí la música folclórica noruega con la tradición balcánica e hindú –vía Asia Menor-; un poema de la tribu americana Passamaquoddy , una canción del compositor georgiano Jansug Kakhidze, una vieja tonada de Don Cherry y composiciones originales de Jan.


Seis años después saca a la luz “In Praise Of Dreams”, una colección de canciones sin palabras que constituye su álbum más accesible hasta la fecha. En el 2009 Jan editó su primer álbum en vivo, titulado simplemente “Dresden, In Concert”


La obra de Jan Garbarek es en su conjunto una reafirmación de la fe, un tributo a la vida humana, una confirmación del caracter universal de la música. Los cuarenta años de Jan Garbarek en el mundo del arte podrían definirse como una llave hacia el futuro que mira al pasado. Los ritos que dan esperanza. Nada más.


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