UN AÑO EN EL AIRE
Oscar Javier Martínez
En el año 2006 celebrábamos diez años de producir programas de jazz en
El lunes 31 de julio se transmitió el último programa del viejo “Noches de Jazz”; al día siguiente, 1 de agosto, mujeres pertenecientes a
De esta forma se interrumpieron aquellas sesiones de
Hay que decir que aunque CORTV volvió al aire en los primeros meses del 2007 con la mayor normalidad, muchas cosas habían cambiado en Oaxaca; las heridas producidas en ese largo y trágico 2006 tardarían en cerrar, muchas de ellas laten dolorosamente todavía. Fue necesario un tiempo de reposo y reflexión; eso y esperar a que se abriera una puerta para el retorno.
La puerta se abrió a través de
“Territorio donde moran los que creen en la vida, la libertad, el arte y la inteligencia”, reza el slogan de aquella grabación cuyo nombre es la divisa del programa, y esa ha sido la aspiración, que el programa funcione como un nuevo territorio, una geografía sonora abierta a todas las expresiones que llevan al jazz como columna vertebral. En un año han pasado por el programa artistas de muy diversas nacionalidades, discos tan hermosos que hacen temblar el corazón, textos que invitan a la reflexión, a la crítica y a la propuesta. No ha faltado la visita de jazzeros oaxaqueños y tampoco la cobertura de eventos en otras latitudes. Este caminar ha propiciado encuentros gratificantes y reencuentros emocionantes. La radio sigue provocando la magia, a pesar de tanto bombardeo cínico y caradura que ensordece el ambiente.
Gracias al website oficial de la emisión y a esa medusa mediática que es Facebook los escuchas del programa se han multiplicado y de pronto aparecen señales de vida, saludos y sugerencia desde lugares tan variopintos como Polonia, Uruguay, Suecia, Guatemala y Hungría. Curiosamente, las visitas más numerosas a la web del programa provienen de España, más que de México. La retroalimentación es constante y el aprendizaje nunca acaba.
Hoy se cumple un año de esta nueva etapa en “El Sexto Continente”; 104 veces ha sonado la rúbrica de entrada en el 96.9. De cara al Año II los retos siguen ahí: continuar produciendo bienes culturales, que aunque intangibles no por ello son menos valiosos; apoyar a los músicos que desde esta tierra y contra viento y marea siguen en la necedad de ser jazzeros, tocando, produciendo sus propios discos, gestionando espacios; criticando los mediocres haceres de la errática política cultural del Estado, tan dedicado a la hora de alimentar la burocracia, pero tan indolentes frente a los asuntos de fondo que requieren una profunda revisión y un compromiso que vaya mucho más allá de organizar festivales, acumular datos, tomarse la foto y esperar que los vaivenes de la política lleven a sus responsables a un huesito más suculento.
La labor comenzada en
Como escribió Stephen Natchmanovitch en su espléndido libro “Freeplay, Improvisation in Life and Art”
Una vida creativa es una cuestión riesgosa. Seguir el propio curso, no trazado por los padres, por nuestros padres, o por las instituciones, implica un delicado equilibrio de tradición y libertad personal, un delicado equilibrio de ser fiel a sí mismo y permanecer abierto al cambio. Si bien en ciertas dimensiones se vive una vida normal, de todas maneras uno es un pionero que se aventura en un nuevo territorio, rompiendo con los moldes y modelos que inhibían los deseos del corazón, creando la vida a medida que avanza.
A ellos, los que toman el riesgo, los jazzistas, está dedicado “El Sexto Continente”.
El año II ha comenzado.
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