martes, 30 de marzo de 2010

MI COLUMNA DE ESTE SÁBADO


UN AÑO EN EL AIRE

Oscar Javier Martínez


En el año 2006 celebrábamos diez años de producir programas de jazz en la Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión (CORTV). Los festejos habían comenzado con una charla en vivo con la cantante Lila Downs, y continuaron con el ciclo titulado Jazz en el Cine. Todavía nos alcanzó el tiempo para presentar en junio el “Catálogo casi razonado del jazz en México” con la presencia de su autor, Antonio Malacara, y llevar a cabo un par de conciertos con músicos locales. La situación social en la ciudad se crispaba y todo se salió de control el 14 de junio, cuando un fallido desalojo de profesores por la policía desembocó en un conflicto de proporciones trágicas.


El lunes 31 de julio se transmitió el último programa del viejo “Noches de Jazz”; al día siguiente, 1 de agosto, mujeres pertenecientes a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) tomaron pacíficamente las instalaciones de CORTV y se mantuvieron al aire durante más de un mes. Después la Policía Federal Preventiva recuperó el inmueble y lo mantuvo bajo resguardo hasta el año siguiente.


De esta forma se interrumpieron aquellas sesiones de 8 a 9 de la noche, de lunes a viernes, que congregaban a un público variopinto, muy participativo y crítico; muy interesado en la obra de los artistas locales, nacionales e internacionales. Una audiencia que siempre se mantuvo atenta, preguntando por el regreso del programa, insistiendo.


Hay que decir que aunque CORTV volvió al aire en los primeros meses del 2007 con la mayor normalidad, muchas cosas habían cambiado en Oaxaca; las heridas producidas en ese largo y trágico 2006 tardarían en cerrar, muchas de ellas laten dolorosamente todavía. Fue necesario un tiempo de reposo y reflexión; eso y esperar a que se abriera una puerta para el retorno.


La puerta se abrió a través de la Fundación “Alfredo Harp Helú Oaxaca”, quienes le apostaron a apoyar el nuevo proyecto, bautizado ahora como “El Sexto Continente”. De esta forma, la primera emisión de esta nueva etapa salió al aire el martes 31 de marzo de 2009. Una vez más se retomaba el nombre de un disco del grupo mexicano Astillero, en cuya música y concepto se resume el espíritu del programa.


“Territorio donde moran los que creen en la vida, la libertad, el arte y la inteligencia”, reza el slogan de aquella grabación cuyo nombre es la divisa del programa, y esa ha sido la aspiración, que el programa funcione como un nuevo territorio, una geografía sonora abierta a todas las expresiones que llevan al jazz como columna vertebral. En un año han pasado por el programa artistas de muy diversas nacionalidades, discos tan hermosos que hacen temblar el corazón, textos que invitan a la reflexión, a la crítica y a la propuesta. No ha faltado la visita de jazzeros oaxaqueños y tampoco la cobertura de eventos en otras latitudes. Este caminar ha propiciado encuentros gratificantes y reencuentros emocionantes. La radio sigue provocando la magia, a pesar de tanto bombardeo cínico y caradura que ensordece el ambiente.


Gracias al website oficial de la emisión y a esa medusa mediática que es Facebook los escuchas del programa se han multiplicado y de pronto aparecen señales de vida, saludos y sugerencia desde lugares tan variopintos como Polonia, Uruguay, Suecia, Guatemala y Hungría. Curiosamente, las visitas más numerosas a la web del programa provienen de España, más que de México. La retroalimentación es constante y el aprendizaje nunca acaba.


Hoy se cumple un año de esta nueva etapa en “El Sexto Continente”; 104 veces ha sonado la rúbrica de entrada en el 96.9. De cara al Año II los retos siguen ahí: continuar produciendo bienes culturales, que aunque intangibles no por ello son menos valiosos; apoyar a los músicos que desde esta tierra y contra viento y marea siguen en la necedad de ser jazzeros, tocando, produciendo sus propios discos, gestionando espacios; criticando los mediocres haceres de la errática política cultural del Estado, tan dedicado a la hora de alimentar la burocracia, pero tan indolentes frente a los asuntos de fondo que requieren una profunda revisión y un compromiso que vaya mucho más allá de organizar festivales, acumular datos, tomarse la foto y esperar que los vaivenes de la política lleven a sus responsables a un huesito más suculento.


La labor comenzada en 1996 ha encontrado sus cauces de comunicación gracias al apoyo de mucha gente: la Fundación Harp, la CORTV, los fieles radioescuchas; pero los verdaderos protagonistas del show son los músicos, que con su arte alimentan el lado más festivo y espiritual del mundo y del momento que nos toca vivir.


Como escribió Stephen Natchmanovitch en su espléndido libro “Freeplay, Improvisation in Life and Art”

Una vida creativa es una cuestión riesgosa. Seguir el propio curso, no trazado por los padres, por nuestros padres, o por las instituciones, implica un delicado equilibrio de tradición y libertad personal, un delicado equilibrio de ser fiel a sí mismo y permanecer abierto al cambio. Si bien en ciertas dimensiones se vive una vida normal, de todas maneras uno es un pionero que se aventura en un nuevo territorio, rompiendo con los moldes y modelos que inhibían los deseos del corazón, creando la vida a medida que avanza.


A ellos, los que toman el riesgo, los jazzistas, está dedicado “El Sexto Continente”.


El año II ha comenzado.


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