sábado, 11 de junio de 2011

Este fin de semana celebramos en Oaxaca la figura de Miles Davis. El pasado jueves se presentó un documental sobre su vida realizado por la BBC, e viernes Julio García, Arody Martínez y un servidor charlamos sobre el genio y hoy sábado toca el turno al grupo de Ornel Jimenez hacer lo propio. Gracias a todos los que están asistiendo a la Fonoteca. Este es el texto que leí anoche. Un abrazo.


MILES ENTRE NOSOTROS

Siendo un adolescente, en aquella tranquila ciudad de Antequera de finales de los años 80, me encontré en la librería de cristal un ejemplar de la enciclopedia ilustrada titulada simplemente “Jazz”, editada por el crítico inglés John Fordham (-). Es este un espléndido ejemplar muy recomendable para quienes se inician en los caminos de esta música. Pues bien, el prólogo del libro el autor nos dice:

“Hay un momento en el álbum clásico de Miles Davis “Kind Of blue” que ha empujado a mas de un buen músico que yo conozco a tomar la decisión que definiría su vida. Existen muchos momentos así en el jazz pero éste dice mucho más que cualquier libro, y dudo mucho que pudiera encerrarse su esencia en ninguna forma de notación. Es el sonido de un brinco del corazón, del aliento contenido, de una sonrisa súbita.

Sobreviene, engañoso, tras una exposición del tema “So What” suave, como acolchada, a cargo del contrabajo. Cuando termina, comienza el solo de trompeta de Miles Davis, únicamente con dos notas, la segunda una octava por debajo de la primera. El primer sonido obsesivo queda flotando en un espacio vacío durante un segundo que parece prolongarse hasta el infinito. Al descender, de repente, el baterista descarga un solo golpe reverberante sobre el platillo que hace explosión como una llamarada en un escenario crepuscular y continúa con el chisporroteo de los redobles mientras el metal de Miles Davis se desliza pausadamente hacia el swing. Suena inevitable y asombroso cada vez que se oye.

Es el sonido del jazz”


Cuando leí esta porción me quedé anonadado. Aunque yo ya había oído el nombre de Miles Davis relacionado con las grabaciones que transmitía por aquel entonces Radio Universidad, ni el personaje ni el nombre del disco o del tema citado me eran familiares. Así que tan solo pude imaginarme cómo sonaría lo descrito por John Fordham… y ¿saben qué? También me atrapó.

Con los años llegué a conocer la obra del nacido en Alton Illinois un 26 de mayo de 1926. Sus discos en primer término; luego su contexto histórico, sus aportaciones al jazz y su impronta que no se desvanece con el tiempo, sino al contrario, crece y se fortalece cada día. En esta búsqueda se cruzaron también muchas anécdotas que de él se recuerdan, su convivencia cotidiana con sus colegas; sus opiniones estéticas y políticas; en suma, su visión de la vida y el arte.

A la par de su autobiografía, escrita junto al periodista y profesor universitario Quincy Troupe, y publicada por primera vez en 1990, el libro que hoy nos ocupa “Miles Davis, la biografía definitiva” resulta ser la fuente de información más confiable sobre el genio. Este libro fue escrito por Ian Carr, escritor, educador, músico y compositor escocés nacido en 1933 y fallecido muy recientemente en febrero de 2009. El señor Carr trabajó en la BBC como columnista y luego, a principios de los años 80 produjo para la BBC Radio 3 una serie sobre la vida de Miles Davis que fue el eje de su primer libro sobre el trompetista. “Miles Davis”, el título del libro, se publicó originalmente en 1982 y fue muy bien recibido por la crítica y el público, debido a su extraordinaria documentación y a que gran parte de los músicos y amigos del entorno personal de Miles accedieron a hablar con Ian Carr. Quizás porque el escritor era también trompetista y había liderado con bastante éxito el grupo de jazz rock Nucleus, con quien grabó una docena de extraordinarios álbumes en los años 70.

Ian Carr es también autor de la biografía de otro grande del jazz. El pianista Keith Jarrett, y coautor de la prestigiosa Rough Guide To Jazz. En 1999 vió la luz el libro que hoy presentamos y que se titula “Miles Davis, The Definitive Biography”. La tradución al castellano corrió a cargo del crítico argentino radicado en Barcelona Eduardo Hojman y se publicó en 2004.


¿Cómo abarcar al genio? ¿Cómo trasladar al papel su visión de la música, del arte y de la vida? ¿Cómo tender vasos comunicantes entre el hombre, el artista, el activista, el amante y personaje que fue Miles Dewey Davis? Ian Carr resuelve la cuestión a través de una rigurosa investigación histórica y periodística que le permitió reconstruir poco a poco el andar del protagonista desde su nacimiento en 1926 hasta su muerte acaecida el 28 de septiembre de 1991, hace casi 20 años. El texto se desarrolla de manera cronológica, intercalando referencias bibliográficas, testimonios, entrevistas y someros análisis de los procesos que llevaron a Miles a ser considerado el “Picasso del Jazz”. En sus casi 700 páginas podemos encontrar la fascinante vida de un hombre de su siglo, un producto de la Norteamérica próspera y avasalladora, pero también racista y retrógrada. Un músico que expandió como nadie las fronteras de su arte, incorporando cada vez nuevos elementos que marcaron rutas luego transitadas por muchos otros.

De Miles Davis sobrevive sobre todo el mito y el personaje, a la par claro de sus luminosas grabaciones. Cabe decir aquí que los músicos de jazz, especialmente los que vivieron antes de que el jazz se volviera una palabra respetada y snob, fueron siempre muy dados a contar versiones fantasiosas de su propia vida. Las autobiografías de Louis Armstrong, Charlie Mingus y Mezz Mezrow son un buen ejemplo de ello. El mismo Miles abusa del recurso en su propia autobiografía y miente muchas veces, o cambia los escenarios. En este sentido el libro de Ian Carr arroja luz esclarecedora sobre muchas áreas escabrosas de la vida de Miles, como su adicción a las drogas, sus pleitos con otros músicos y sus relaciones sentimentales. Con el paso del tiempo la bibliografía sobre el jazz ha crecido considerablemente y en el caso de Miles podemos citar otro libro fundamental para entender su vida y sus procesos creativos. Se trata de “Kind Of Blue, the Making Of The Miles Davis Masterpiece”, del periodista norteamericano Ashley Kahn, publicado en el año 2000 y traducido al castellano dos años más tarde.

“Miles Davis, la biografía definitiva” es un libro fascinante, de fácil lectura, aún si no se es un gran fanático del jazz. Su prosa es fluida y los acontecimientos descritos van sucediéndose con naturalidad. Pero lo más importante es que nos permite un acercamiento más humano a la figura del genio, el artista revulsivo que muchas veces nadó a contracorriente para convertirse en el epítome del jazz, en una época tan cambiante y donde todo es efímero, como estos años que nos toca vivir.


Pero sin duda el espíritu de Miles se encuentra sobre todo en sus grabaciones, que afortunadamente existen allá afuera, en forma de vinilos, cassettes, cds, y archivos mp3, o aquí adentro, en esta hermosa fonoteca. Su huella y su legado pueden rastrearse y encontrarse con facilidad en las propuestas de los músicos más jóvenes así como de sus colegas que le sobreviven. El año 2008, quizás ustedes lo recuerden, el premio Grammy al mejor disco del año fue después de 4 décadas, nuevamente para un disco de Jazz. “River, The Joni Letters” del pianista Herbie Hancock triunfó sobre los Foo Fighters, Kanye West y Amy Winehouse. En su discurso de aceptación Herbie dijo: “Ahora soy honrado solo porque estoy parado en los hombros de gigantes, gigantes como Miles Davis, mi amigo y mentor”

Estas dos semanas he realizado un par de programas de radio para celebrar el cumpleaños de Miles. Escogí para ello las grabaciones realizadas con su primer gran quinteto: John Coltrane al tenor, Red Garland al piano, Paul Chambers al contrabajo y Philly Joe Jones en la batería. Todos ellos músicos jóvenes casi sin carreras previas en el jazz. El grupo sobrevivió entre 1955 y 1957 y nos legó dos sesiones memorables grabadas para el sello Prestige y que resultaron en cuatro discos monumentales: Cookin’ Relaxin’ Steamin’ y Workin’. Solo Miles pudo concretar un sonido tan específico con músicos tan dispares. ¿Por qué menciono esto? Porque estoy aquí rodeado por tres músicos jóvenes que están escribiendo su propia historia sin miedo, buscando su propio sonido y su propia visión. En la universalidad del jazz como un lenguaje, un estilo de vida y un camino para el crecimiento, puedo escuchar la voz de Miles en el sonido como cascada torrencial del saxofón de Arody, en la sosegada inspiración de Onésimo y en la abstracción armónica del maestro Julio García. En ellos vive el espíritu de un hombre que dijo de si mismo:

“Algunas veces debes tocar por mucho tiempo para ser capaz de tocar como tú mismo”

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