Recomenzamos hoy nuestra labor de difusión del jazz en este blog, abandonado desde hace tiempo por razones que no vienen al caso mencionar. A partir de esta fecha ya podrán enterarse de la actualidad del jazz. Esperamos sus comentarios y sugerencias. |
|
|
|
Oscar Javier Martínez
ERIC J. HOBSBAWM y el jazz
Fuente: www.cuadernosdejazz.com
Eric
Hobsbawm falleció en un hospital de Londres en la madrugada del 1 de
octubre. Contaba la respetabilísima edad de 95 años dedicados a la
historia desde una lúcida y siempre confesa visión marxista que le llevó
a ser una de los intelectuales británicos más admirado y respetado en
todo el mundo a lo largo de varias generaciones. Su última obra
publicada vio la luz el pasado año bajo el título How to Change the World.
Cuadernos de Jazz recupera un artículo-entrevista publicado en el número 54 (septiembre/octubre de 1999), en el que Hobsbawm hablaba con el autor de otra de sus grandes pasiones, la música de jazz.
Por Mario Ranalletti
Nadie -excepto algunos franceses con respecto a su último libro- duda de que Eric John Ernst Hobsbawm (Alejandría, 1917) es uno de los historiadores de mayor trascendencia de este siglo. A lo largo de su extensa carrera ha realizado numerosos aportes tanto al campo de la historiografía como al avance del conocimiento histórico entre el público no académico; sus obras -una inusual combinación de erudición, política y belleza narrativa-, pertenecen ya por igual al mundo académico como al de los lectores comunes. Nadie como él ha logrado integrar en un mismo relato los hechos y los motivos de los mismos al narrar la historia de los siglos XIX y XX. Sin embargo, no es tan conocido su desempeño como hombre de jazz, otro de los tópicos que ocupan un lugar preponderante entre los intereses de Hobsbawm; para él, se trata de una forma del arte que, “desde las emociones cotidianas, construyó manifestaciones artísticas, sin perder nada de su intensidad, sin mediaciones” (1).
Fue
durante los 60, bajo el seudónimo de Francis Newton (un homenaje al
trompetista Frankie Newton), algo así como un historiador del jazz o
periodista especializado para las prestigiosas The New Statesman y The New York Review of Books.
Los escritos de Hobsbawm para estas publicaciones (que incluyen
críticas de conciertos, de discos y ensayos sobre músicos y tendencias)
se integraron en un libro originalmente publicado en 1959 y reeditado
en 1961 y 1993, The Jazz Scene. Allí, el autor de The Age of Extremes
-gran libro que perdió su original y polémico título en la traducción
española- expone no sólo la prehistoria y la historia del jazz sino
también sus propios gustos musicales, biografías de músicos (Armstrong,
Ray Charles, Monk, Bechet, etc.) y de sus instrumentos, su particular
manera de ver el jazz en relación a un determinado contexto histórico y
político, y un extenso y brillante ensayo sobre Duke Ellington.
Son muchos los
atractivos de este libro pero quizá la marca distintiva es que nunca
deja de ser un libro de historia, un texto donde la huella del pasado y
la escritura del profesional no importuna la exposición de sus opiniones
sobre música. Quizás resulte un híbrido para los musicólogos; no
obstante, pocos libros combinan aspectos históricos, sociológicos y
estrictamente musicales sobre el jazz. Entre otras, apreciaciones sobre
el jazz como “música de diáspora”, una excelente explicación de las
relaciones entre las escalas de origen africano y las europeas, o un
capítulo sobre cómo reconocer el jazz, mantienen un equilibrio constante
entre la información musical y la inserción de la misma en un contexto
histórico. Una fina percepción de los determinantes sociales en el gusto
artístico es la característica dominante de la escritura de Hobsbawm;
aunque siempre ha rechazado aventurarse en cualquier tipo de predicción,
Hobsbawm logró at time notar el profundo cambio que implicaría para Miles Davis la inmersión en la fusión; The Jazz Scene,
en varios pasajes, preanuncia el rumbo futuro del genial músico. Del
mismo modo que el resto de su extensa obra, este libro fue traducido a
varios idiomas -aunque aún no al español-, contándose con ediciones
francesas, italianas, japonesas, checas y griegas.
En noviembre de 1998,
Hobsbawm pasó por Buenos Aires, y su estadía se convirtió en una suerte
de evento mediático de masas. Invitado por una de las mejores librerías
porteñas (Prometeo Libros) y por su agente español, el Grupo
Grijalbo-Mondadori, esta situación me brindó la oportunidad de vivir uno
de los más importantes momentos de mi carrera como historiador:
conocer personalmente a Hobsbawm y charlar con él sobre jazz y sobre
historia del siglo XX. Si su libro sobre jazz había sido “la reacción de
una persona a la experiencia de sesenta años de jazz”, el encuentro de
1998 implicaba en teoría la posibilidad de un enriquecimiento de su
perspectiva a partir del tiempo transcurrido desde la primera
publicación de sus escritos sobre jazz.
Amable, lúcido y dueño
de un exquisito humor, Hobsbawm me recibió en su hotel con el motivo
de una entrevista para la Librería Prometeo. El postmoderno, lujoso y
sofisticado ambiente de la entrevista no se condecía con la erudición
-casi decimonónica- desplegada por Hobsbawm en la entrevista; “el jazz
es como el primer amor: empieza más o menos a la misma edad, pero es más
permanente”, me dijo en su primera intervención. Para mí fue una
suerte de flashback, pues esto era el comienzo de la
Introducción a la edición de 1993 de su libro sobre jazz -un comentario
del escritor checo Josef Skvorecky-; pero también me retrotrajo a lo
que dice del historiador inglés el clarinetista Tony Coe (2):
“Hobsbawm no considera al jazz como una parte aislada de la experiencia
humana, sino en tanto totalidad. Era, también, una muestra de
coherencia intelectual: ligar su propia experiencia personal a un marco
histórico más general es una de las estrategias más utilizadas por
Hobsbawm en su trabajo como historiador”. La mirada de Hobsbawm sobre el
jazz no permite establecer una demarcación tajante entre música e
historia, pues se apresura a incluirla en su propia biografía: es “la
música de mi juventud -agrega-, es decir, el final de los años 30”.
Exiliado de la Alemania nazi, donde residió con su familia hasta 1933,
se instaló en Londres, lugar que se constituiría en su patria
espiritual; allí se produjo su primer encuentro con el jazz: en 1933
visitaba Gran Bretaña la orquesta de Duke Ellington.
Corrían los años 30 y
el joven Hobsbawm se inclinaba por las big bands, abundantes por esa
época. “Pero debo reconocer -aclara inmediatamente- que 20 años más
tarde descubrí que vivía otra edad de oro del jazz, a principios de los
50”. Es por estos años, con la aparición del cool, que Hobsbawm comienza
sus trabajos sobre jazz; éste no era un tema demasiado bien visto entre
los profesionales de la historia por entonces, situación a la que
podemos atribuir la adopción del seudónimo. Pero también, como cuenta
Tony Coe, Hobsbawm no se presentaba en los lugares con su nombre
verdadero, y pasaría mucho tiempo hasta que sus conocidos en el mundo
del jazz lo asociaran con el historiador que comenzaba a ser respetado,
discutido y admirado en todo el mundo.
Continuamos la
conversación en una fugaz visita a la librería Prometeo, por muchas
razones un lugar más adecuado. Hobsbawm se entusiasma con el recuerdo de
los años 50. “Había en esos tiempos cosas extraordinarias. Por
ejemplo, las primeras grabaciones del quinteto de Miles Davis; estaba
claro que había allí algo nuevo y muy vivo”, comenta en un tono de
profunda admiración. Las lembraças se detienen un momento, cuando repara en la ambientación musical: estábamos escuchando -y no por casualidad- What Is this Thing Called Love, en la versión incluida en el disco Jam Session (Verve, 1990). “Cada intérprete es un solista”, dice y demanda la confirmación de su audición: Bird
en el saxo alto. “Tuve ciertas dificultades al principio para ajustarme
a Charlie Parker, gran personaje, pero luego descubrí lo maravilloso de
este gran artista. En este sentido, soy tradicional, bastante
conservador...”, se confiesa Hobsbawm. Mientras hace un paréntesis para
autografiar algunos de sus libros, vuelve sobre sus recuerdos e
impresiones: “De allí en más, desde los 60, no me encontré con cosas
parecidas. Aunque, para ser justo, hoy en día hay muchos buenos
intérpretes, pero falta aquella originalidad de la década de los 50, me
parece; sin dudas, el corolario de esta época maravillosa lo constituye
la carrera de Coltrane. Hasta que entra en su etapa mística. Incluso
hasta el primer Ornette Coleman, se pueden reconocer las raíces del
blues; luego esto desaparece y estamos en presencia, tal vez, de otra
música”.
El último tema de la
charla fue la relación preferida de Hobsbawm: el presente y el futuro.
Pero, ¿tiene futuro el jazz? Es una cuestión que Hobsbawm retoma desde
su propia Introducción a The Jazz Scene. Nacido como música de rango inferior, se ha transformado hasta alcanzar la redención:
un tesoro cultural aceptado, compuesto por un repertorio de estilos
musicales, cultivados por artistas -incluso algunos jóvenes- para un
sector de la sociedad de mediana edad y buen pasar económico (negros,
blancos y turistas japoneses). El jazz parece haberse fosilizado y la
pregunta derivada de la anterior es si es ésta una crisis terminal. “Si
así lo fuera, dice Hobsbawm, de poco valdría que Clint Eastwood haya
construido un mausoleo de celuloide para Bird o que las
peluquerías incluyan en su ambiente cintas de Billie Holiday”. Eric
Hobsbawm (el historiador del siglo), tan sabio para el jazz como para la
historia de la Revolución Industrial: como los buenos vinos, como el
buen jazz, el paso del tiempo no hace más que mejorarlo.
(1) Hobsbawm, Eric J.: The Jazz Scene, Nueva York, Pantheon Books,
Introduction, 1993.
(2) Coe, Tony: Hobsbawm and Jazz: Samuel, Raphael, Stedman Jones, Gareth (Eds.), Culture, Ideology and Politics: Essays for Eric Hobsbawm, Londres, Routledge, págs.: 149-57, 1982.
Nota del autor
Quiero expresar mi agradecimiento a Lousie Machin, de la editorial Routledge, por haberme ayudado a conseguir valiosos materiales para esta nota.
© Cuadernos de Jazz, 1999-2012Introduction, 1993.
(2) Coe, Tony: Hobsbawm and Jazz: Samuel, Raphael, Stedman Jones, Gareth (Eds.), Culture, Ideology and Politics: Essays for Eric Hobsbawm, Londres, Routledge, págs.: 149-57, 1982.
Nota del autor
Quiero expresar mi agradecimiento a Lousie Machin, de la editorial Routledge, por haberme ayudado a conseguir valiosos materiales para esta nota.
No hay comentarios:
Publicar un comentario