¿Por qué música de sobrevivencia?
1
Porque ha sido compañera, cómplice en soledad, amable en
tiempo de furia, tierna en horas de insomnio, fiel amante cuando el olvido nos
hace sollozar. La música es el bálsamo que Dios, conmovido por nuestra miseria
primitiva, nos concedió para romper la bruma de lo inconmensurable y despertar.
Como el aire que flota en la sonrisa del ángel que se ama,
la música es el sol que hace juntar los días, es nota discordante, gaviota en
los inviernos de la mente, numeral que salta de sus órbitas rompiendo toda
lógica y razón, la nota que revienta su armadura y se carcajea como una garza
niña. Es la madera que se volvió plata y sirena que acaricia los escollos.
La música ora por nosotros aún en el silencio, ese silencio
que pesa como un muerto y que sabe a todo, menos a sal. La música es nuestra
mejor acción de gracias, es el más hermoso nombre de Dios. Como olas rompiendo
en un acantilado, así se conmueve el alma cuando un acorde rueda por la
pendiente de los sueños, posándose suave sobre la orilla del ser...
¿Cómo escapar al encanto adolescente de una canción que
juega y seduce? ¿Alguien puede enojarse con el viento porque nos despeina?
Somos instantes de un tiempo que nos rodea; somos los asombrados espectadores
cuyos rostros se asoman entre viejas mascarillas de las islas del Sur. Nuestros
cuerpos se secan al sol, para luego humedecerse en una llovizna pertinaz de
melodías. Cientos de tambores parten en mil pedazos la negrura, el áureo filo
de las trompas agita los estandartes del reino donde todos adoramos. Nuestro corazón
se colma de alabanzas por el sólo hecho de escuchar y vivir...
2
Alguien vino a juntar mis días; no pude nombrarla porque no
hay palabras que contengan la luz de sus encantos; tendría que llamarse
noviembre o madreselva para poder abarcarla, pero ni así. Esa mujer que nos
hace emerger del agua y nos arropa, ella también era canción.
3
"...y sólo por tu amor pude resistir el hambre, la
guerra, la desolación, la discriminación, y la traición que me enseñó a
perdonar", y solo por ti estoy cantando y tejiendo palabras. ¿a dónde iré
sin ti? No hay horizonte ni barca ni perfume que pueda hacerme partir de tu
costado. Solo estoy aquí porque quiero alabarte y contar el rosario de
bendiciones que derramas, eres tú, loco y sonriente, mar y tormenta, lo que me
hace vivir.
4
Soy un sobreviviente, he recorrido los países y aprendido de
memoria el color de sus pendones, he mirado todos los crepúsculos y he
escudriñado el color de las estrellas. La muerte ha danzado al lado mío y
alguna vez danzamos juntos, lo recuerdo. He sido traicionado y mi sangre regada
en el desierto, alguien se apoderó de mis cansados brazos y me hizo cargar
espinas en vez de crisantemos. Entonces llovía, llovía mucho, llovía como si
fuese a deshacerse la ciudad, pero aun así, nacía un niño, las aves asomaban su
plumaje por entre las piedras de la catedral, y en la canteras había soldados
jugando rayuela o qué se yo... me pareció que nunca volvería a pisar las calles
de la infancia, que la condena sería a perpetuidad, pero llegaste tú con la
espada en alto, riéndote de la imaginaria eternidad.
Música. Luz de velas. Arroyo en las colinas. Música de mi
padre y de mi madre. Sendero en donde se cruzan los viajeros. Crisol y
serpentina. Luz de todos los astros. Música, siempre música...
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