jueves, 4 de marzo de 2010

MI COLUMNA SEMANAL


SONORA PARED

COMO UN RÍO
YELLOWJACKETS EN MÉXICO


Para mi hormiguita dragón, por ser tan complice


…pero voy a contártelo tal como sucedió; no me pidas una nota, mucho menos una crónica; lo que voy a decirte me sale del corazón porque así lo viví. Ora verás…

Desde que supe que los Jackets venían al DFctuoso hablé con Pablo Argüelles, mi compa del programa Sólo Jazz de Puebla, para preguntarle si iba a asistir y pegármele. “Déjame ver –me dijo- todavía no lo sé; yo te hablo”. Yo andaba muy ocupado, tocando fuera de Oax y resolviendo los asuntos de mi boda; Pablo no me llamaba y a mí se me olvidó. Cuando caí en la cuenta, ya nomás faltaban cuatro días para el concierto.

“En la torre”, me dije, y volví a llamarle a Pablito, quien me dijo: “No voy a ir, pero te mando el correo de Octavio Chavarría; escríbele para solicitarle una acreditación” “¿No tienes su teléfono?” pregunté. “No, fíjate; pero no te preocupes, ahorita te mando su correo”. Y ya sabrás, en el “ahorita” se le fueron dos días más al buen Pablo, con lo que ya estábamos a jueves ¡y el concierto era el sábado! Yo de plano me agüité, sabiendo que nadie en su sano juicio solicita una acreditación con 24 horas de anticipación. Ni modo, no estaría presente en el regreso de los Jackets a nuestro país.

Y es que, tú no estás por saberlo, pero los Yellowjackets fueron mi banda favorita de la adolescencia, junto con Spyro Gyra. Recuerdo que mis primeros discos de jazz en formato CD fueron “Point Of View” y Rites Of Summer” de Spyro, y “Like a River” de los Jackets. Yo conocí a la banda con su anterior disco, el maravilloso “Greenhouse”, que conseguí, ya no recuerdo cómo, en un cassette grabado que atesoré durante muchos años. Para mí, al contrario del resto de los fans, Yellowjackets nunca fue aquella banda de fusión formada a finales de los 70 por el guitarrista Robben Ford y que medio mundo identifica con el Smooth Jazz, esa música endulcorada y superficial digna de supermercados y elevadores. Yo llegué a los Jackets cuando la banda había dejado en el camino toda la electricidad y los sonidos sintéticos, depurando su estilo hasta derivar en un jazz acústico más cercano al postbop, sin dejar de lado una deliciosa vena funky. Para mí la formación clásica de Yellowjackes son Russell Ferrante en el teclado, Jimmy Haslip en el bajo eléctrico, Bob Mintzer en el saxofón, clarinete bajo y EWi, y William Kennedy en la batería.

Esa era la formación que se presentaría en el DFctuoso y que ¡ay! Yo no iba a ver…

El concierto resultaba interesante porque Will Kennedy volvía a los Jackets luego de 10 años de ausencia; tiempo en el que fue sustituido por Marcus Baylor. Sería su primer Jam en una década… ¡My God!

El viernes yo estaba intentando revivir el lado Windows de mi Mac, infestada por un virus enemigo del jazz, cuando recibo en mi celular un mensaje de mi mujer: “¿Qué pasó con el asunto de los Jackets? ¿Ya le escribiste al organizador? Yo comencé a responder escribiendo: “Demasiado tarde. No voy a ir”

Estaba en el “Demasiad…” cuando pensé: Qué carajos, le voy a escribir; total, en una de esas es chicle y pega. Con todo cuidado le escribí a Octavio solicitándole un pase de prensa, y le supliqué que me contestara lo antes posible, es decir, a más tardar al día siguiente por la mañana, para que me diera tiempo de subirme a un autobús y llegar rayando. Pues no me lo vas a creer; antes de dos horas ya tenía una respuesta de Octavio. Me decía que por supuesto, que tenía un pase y que le confirmara para apartarme un lugar. A mí se me cayó la quijada al suelo, le hablé a mi mujer para decirle que me iba a ver a los Jackets y esa noche no pude dormir…

El resto es difícil de contar. ¿Cómo poner en palabras la maravillosa música que la banda desplegó en el club Voilá de Polanco esa noche de sábado? Las caras de felicidad de Russell, Bob y Jimmy por volver a tocar con su antiguo partner, sin ensayos, así, en caída libre. Jazz para destrabar el corazón atragantado por tanta cochina realidad. Sonaron clásicos de la banda y uno que otro tema nuevo. Yo, con cámara en ristre y buscando el mejor ángulo intentaba lo imposible: capturar en imágenes lo inasible. La belleza en estado de gracia.

Al final, luego de los aplausos, la banda salió a firmar autógrafos. Yo saqué el viejo estuche de cartón de mi disco “Like a River” de 1993 y obtuve la sorpresa de los músicos “Wow! Where you got this, man? It’s so old…” Unas horas después ya estaba de regreso en Oax…

Así que gracias al oportuno mensaje de mi mujer, cuando ya había abandonado toda esperanza, es que pude ver a Yellowjackets en México. Te lo cuento así como pasó, tal como lo recuerdo; y si quieres, tengo como doscientas fotos. ¿Quieres verlas?

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