sábado, 11 de julio de 2009

VA MI COLUMNA

Sonora Pared
LA EDUCACIÓN EN EL JAZZ
Oscar Javier Martínez


Comienza a hablarse en Oaxaca de la necesidad de dotar a los músicos locales de oportunidades educativas que les permitan desarrollar mejor sus capacidades. El dicho es antiguo y muy poco, casi nada se ha avanzado en ese rubro. Revisemos entonces a vuelo de pájaro las experiencias de enseñanza que tienen otros Estados de la República en materia de jazz.

Comencemos por el Distrito Federal. A mediados de la década de 1970 el pianista Francisco Téllez inaugura un taller de jazz en la Escuela Superior de Música del INBA. Dicha escuela comienza a ofrecer estudios de licenciatura en 1980 en su área de música clásica, pero tuvieron que pasar muchos años para que el maestro Téllez consiguiera la aprobación a su plan de estudios, el cual se elevó al nivel de licenciatura en 1998. Así se da la primera experiencia de estudios superiores sobre el jazz en nuestro país. Francisco Téllez acaba de jubilarse en este 2009, luego de haber formado literalmente a cientos de alumnos provenientes de todos los rincones del país, muchos de los cuales son ahora muy destacados profesionales de la música, de talla internacional y reconocimiento amplio.

Otra experiencia exitosa ha sido el Seminario y Encuentro Internacional de Jazz que desde hace 12 años se celebra en la ciudad de Xalapa. Fue fundado por el maestro Javier Flores Móvil, quien a lo largo de los años ha logrado sumar los apoyos de la Universidad Veracruzana, el Gobierno del Estado y sus instituciones, así como la Fundación JazzFest. La parte académica corre a cargo de profesores del prestigiado Berklee College Of Music, así como del Departamento de Jazz y Mñusica Caribeña del Conservatorio de Puerto Rico. En este año se suma también el Instituto Superior de Música del Estado de Veracruz.

Y justamente este instituto, dirigido por el pianista Edgar Dorantes, anuncia que en el año 2010 se abrirá la Licenciatura en Jazz. Ya en febrero de 2008 iniciaron con el Diplomado en Estudios de Jazz que ha sido muy exitoso. El diplomado consta de siete módulos, entre los que se incluye instrumentos, entrenamiento auditivo, composición, ensamble e improvisación. En su primera edición se inscribieron 200 alumnos y en este año planean llegar a los 500. Con todo ello, la ciudad de Xalapa puede ser considerada como la segunda capital del jazz en nuestro país.


Otra experiencia que sigue dando frutos es la que desde hace más de 10 años alimenta el saxofonista Juan Alzate en la ciudad de Morelia, Michoacán. Yo tuve la fortuna de presenciar el primer Taller de Jazz que se llevó a cabo en el Conservatorio de las Rosas en 1998. A dicho evento asistieron más de cien músicos de diversos Estados del país. La plantilla de maestros contó con la participación de figuras internacionales de la talla de John Benítez, Mark Levine, Bruce Forman, Antonio Sánchez y el propio Juan Alzate. Este taller fue posible gracias a que Juan se hizo acreedor a una beca otorgada por el Fideicomiso para la Cultura México-USA. Juan Alzate sigue siendo un entusiasta promotor de la pedagogía en el jazz y no quita el dedo del renglón para llevar una licenciatura en Jazz a su ciudad.

Finalmente, en enero de este 2009 comenzó a funcionar la Licenciatura en Jazz y Música Popular de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas. La apuesta es fuerte, pues se está trabajando en coordinación con Instituciones de nivel superior de Europa, específicamente de Austria, a fin de elevar al máximo el nivel educativo de los alumnos.

Como se puede ver, en el curso de 10 años se han consolidado importantes proyectos pedagógicos en el rubro del jazz; ¿cómo ha sido posible? Destaco dos factores: por un lado, la visión de un músico que se vió en la necesidad de estudiar fuera de su país y volvió para compartir lo aprendido –Javier Flores y Juan Alzate en Boston, Edgar Dorantes en Texas; por el otro la capacidad de gestión de estos músicos, que contra todo pronóstico han logrado brincar las barreras de la burocracia, el tránsito entre administraciones, los cambios de rectores y funcionarios, anteponiendo siempre su compromiso con la educación. a Francisco Téllez le costó años de esfuerzo y sacrificar en parte su propia carrera como pianista (aunque conservó de manera intermitente su Cuarteto Mexicano de Jazz).

¿Qué hace falta en Oaxaca para consolidar al menos un taller de jazz que se celebre de manera constante? La pregunta está en el aire. Ojalá que todos los involucrados –autoridades, instituciones, medios, músicos y público- tengamos la capacidad de sentarnos a debatir ideas, para luego ponernos a trabajar. Es posible, pero no nos caerá del cielo.

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