jueves, 29 de agosto de 2013

MARIAN MCPARTLAND, IN MEMORIAM


Como uno de los secretos mejor guardados para el gran público, la figura de Marian McPartland ha sido una presencia permanente en el jazz por más de sesenta años. Luego de su reciente fallecimiento a los 95 años de edad, es deber nuestro rescatar su enorme legado como pianista, compositora, pedagoga y enamorada del Jazz. Lo hacemos en esta emisión con un disco a piano solo grabado en el legendario Maybeck recital Hall de Berkeley, California, y editado en 1991 por el sello Concord.

Complementando este apunte, les comparto el espléndido texto que el periodista español Eduardo Hojman dedica a la artista inglesa en la entrada más reciente de la revista electrónica "Cuadernos de Jazz". Espero disfruten el programa.







Marian McPartland: El si bemol es azul

Mujer, blanca, inglesa, de educación clásica. La vida y la trayectoria de Marian McPartland han sido tanto un testimonio de la irrelevancia de los orígenes como de la extraordinaria –aunque conflictiva— apertura de esa música llamada jazz. Con su fallecimiento, el 20 de agosto de 2013, nos deja no sólo una excelente pianista y compositora, sino la gran comunicadora del jazz.

Se llamaba Margaret Marian Turner, y a los tres años, la edad que, desde la época de Mozart, marca a los niños prodigio, ya tocaba el piano. Sus padres, orgullosos, la mandaron a estudiar música clásica, y durante un tiempo también probó con el violín. Pero era el período de entreguerras y el aire se llenaba de una música alegre que venía del otro lado del Atlántico. A los veinte años Margaret adoptó el nombre escénico de Marian Page y se unió a los Claviers de Billy Mayerl, un combo de vaudeville que entretenía a las tropas norteamericanas por toda Europa durante la segunda guerra mundial. En Bélgica conoció al cornetista Jimmy McPartland, con quien más tarde se casaría… dos veces, la última poco antes de la muerte de él. Marian dejó atrás su educación inglesa y clásica y se instaló con su flamante marido primero en Chicago, después en Manhattan. Buscó el consejo y las enseñanzas de Mary Lou Williams, probablemente la mujer más influyente en la primera mitad de la historia del jazz, formó su propio trío, que se convirtió en la banda residente de la Hickory House de Nueva York, empezó a participar en programas de radio y a grabar. De esa época data, por ejemplo, Marian McPartland at the Hickory House, un falso directo grabado, en realidad, en estudio.



Hubo, retrospectivamente, un día clave en toda esta historia. Y fue, también, en agosto. El 12 de agosto de 1958, cincuenta y siete músicos notables fueron fotografiados en Harlem por Art Kane. Allí, en primera fila, dos mujeres conversan entre ellas sin mirar a la cámara, con toda naturalidad, como si no tuvieran a Sonny Rollins detrás y a Thelonious Monk a un costado. Mary Lou Williams y Marian McPartland charlan como dos amigas. Mary Lou fuma; Marian lleva un bolso inmenso. La foto pasó a la historia bajo el nombre de “Un gran día en Harlem”. Ya no había dudas, ni orígenes, ni historias. Ellos eran el jazz.
A pesar de que sus propias composiciones la intimidaban y muchas veces firmaba con seudónimo, McPartland compuso unas cincuenta canciones, algunas  de ellas grabadas por Tony Bennett o Sarah Vaughan. McPartland además, era, al parecer, sinestésica, esa condición en virtud de la cual un estímulo sensorial genera una experiencia secundaria en otro. Para ella, las notas eran colores. «La clave de re es amarillo narciso, el si mayor es granate, el si bemol es azul», dijo.

Fue en 1964 cuando su carrera cambió. Ese año empezó a conducir un programa radial de entrevistas y grabaciones en directo que luego se retransmitió a otras partes del país. Catorce años más tarde lanzó "Marian McPartland’s Piano Jazz", en la National Public Radio, que se convirtió en uno de los programas radiales de jazz más extensos de la historia. En ellos, Marian toca el piano con invitados ilustres, no sólo de jazz. Uno de los primeros fue con su maestra y mentora, Mary Lou Williams. Una de las últimas invitadas, Roberta Gambarini. Con su acento inglés, su profundo conocimiento de los estilos musicales de sus distintos invitados y su extraordinaria y camaleónica capacidad pianística, durante treinta y tres años McPartland convirtió su programa de radio en una fiesta del jazz. Algunos de ellos luego fueron lanzados en CD por el sello Concord. Son indispensables los que hizo con Bill Evans, Lee Konitz, Kenny Burrell, Oscar Peterson, Brad Mehldau, Steely Dan, Elvis Costello.

Este programa de radio, sumado a sus escritos periodísticos para Down Beat y otros medios (compilados en All in Good Times) y a la creación de su propio sello discográfico, Halcyon Records, donde grabó a Earl Hines y Teddy Wilson, entre otros, así como a su actividad educativa (ya en 1955 inició proyectos para introducir el jazz en las escuelas), eclipsó su obra musical estricta. En 2004, recibió un Grammy por su trayectoria como educadora, compositora y conductora radial. En 2010, su país de origen la galardonó con la Orden del Imperio Británico «por sus servicios al jazz y a los jóvenes músicos».  Aunque tal vez convendría pensar en su obra como un todo, en su conversación radial como una composición de jazz, fluida y meditada y sabia, en sus escritos y en sus historias y en su educación como una crónica desde dentro, hecha por una protagonista que tuvo el privilegio y la suerte de vivir para contarlo
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Texto: Eduardo Hojman

© Cuadernos de Jazz, agosto - 2013





1 comentario:

  1. Hola. Gracias por tus amables palabras, pero no soy español sino argentino. Eduardo Hojman

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