jueves, 2 de junio de 2016

CHILO EN SU SALSA...


Hoy recordamos al maestro Cecilio "Chilo" Morán, pilar del jazz mexicano; lo hacemos como una suerte de celebración por la salida del Atlas del Jazz en México, que compila la historia del género a lo largo y ancho del país en la voz de 64 especialistas.

Ya habrá tiempo de hablar largo y tendido del Atlas, por ahora queremos que disfruten la música que Chilo grabó en 1983 con un grupo muy solvente que incluía a su hijo, en ese entonces un jovencito Pepe Morán en el piano y los teclados.

Sobre la importancia del maestro y su sonido, aquí les dejamos un relato que da cuenta del encuentro entre Chilo Morán, veterano de la trompeta jazzera y Wynton Marsalis, por aquél entonces -los años 80 del pasado siglo- aún una joven promesa. que lo disfruten...




Marsalis, quien marcó la década de los ochenta con su espectacular irrupción sobre los escenarios jazzísticos del mundo, fue invitado por el gobierno mexicano a impartir algunos talleres de música, con énfasis en la ejecución de trompeta, su instrumento de dominio. Acudieron estudiantes y músicos en activo a los que el genial trompetista escuchó pacientemente, sin alterarse, impartiendo consejos para mejorar la técnica y explorar nuevos sonidos.

El entonces joven talento, quien incursionó en el jazz desde los 8 años de edad, llegó a México con un estupendo cartel, pues había colaborado con grandes leyendas del jazz como Sarah Vaughan, Dizzy Gillespie, Sweets Edison, Clark Ferry y Sonny Rollins. Al fondo del auditorio estaba el último asistente al taller, embarrado en la butaca, con la trompeta sobre las piernas, desganado, indiferente, que bajó al escenario cuando uno de los asistentes del músico invitado le preguntó si bajaría a mostrar sus habilidades.

Aquel hombre delgado, elegantemente vestido, influenciado por la moda “tintanesca”, bajó con calma desesperante, se posó en el escenario, se puso el instrumento en la boca y se aventó un fragmento de “Pianola”, composición de su inspiración que años más tarde le abrió las puertas de Europa y Oriente. Marsalis, quien después ganó 9 premios Grammy, se quedó clavado al piso, dejó de respirar y enajenado escuchó al legendario “Chilo” Morán. “¡..Se le cayeron los calzones…!


Marsalis, su amigo entrañable desde entonces, dijo: “así se toca el jazz, con fuego, con alma, sin alardes; no se necesita de virtuosismo, sino de corazón, así como lo toca el maestro Chilo..”


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